Cómo ser una artista de performance

Por Liv Fontaine.

Traducción Mundo Performance.

Liv Fontaine ofrece diez consejos para sobrevivir al campo minado de trabajar como performera independiente.

1. Sigue performando

Después de casi diez años de performar en galerías, ahora me siento mucho más feliz haciendo mis acciones en eventos punk realizados en lugares marginales. Los espacios de arte son geniales, pero es en los pubs donde siento que realmente puedo poner manos a la obra. Si nadie quiere brindarte un espacio, hacelo vos misme.

2. La seguridad es lo primero

He aprendido mucho al ser abucheada o incluso amenazada en medio de una serie, pero puede volverse incómodo muy rápidamente. Les espectadores a menudo ven los cuerpos de las artistas de performance como propiedad pública, así que acordá claramente tus límites con les organizadores y el público. Puede haber presión para responder ingeniosamente a una interrupción en el escenario, pero encuentro que el clásico “¡Anda a cagar, boludo de mierda!” funciona para mí.

3. Descubrí quien sos y decíselo sin parar a todo el mundo

La performance molesta a la gente. En este sentido, aunque puede resultar agotador, es una buena idea utilizar las redes sociales. La performance se basa en la presencia del artista y las redes sociales ofrecen la ilusión de presencia, incluso si la realidad es: dudas sobre una misma, una deuda paralizante y pánico escénico.

4. Se consciente del “bajón” de la post-performance

He pasado por múltiples episodios de locura, preguntándome dónde termina la performance y dónde empiezo yo. Es un estado de incongruencia que podría costar muchas horas y mucho dinero con un terapeuta. Me ha llevado a hacer cosas completamente inimaginables y muy inusuales, incluso nombrarme fotógrafa de paisajes y confesar crímenes que no cometí. Si se ignora, esto puede afectar tu salud y tus relaciones, así que está bueno tenerlo en cuenta.

5. Se muy clara con lo que quieres hacer

Todavía hay un juicio general de que las artistas de performance son un poco salvajes y están por todos lados, lo cual es cierto. Cuando trabajes con productores y curadores, se práctica acerca de lo que deseas lograr y explicá por qué es absolutamente necesario hacer lo que queres hacer. Si tu trabajo se basa en convertir el escenario en una reconstrucción a escala del imparable autobús del thriller de acción de 1994 Speed, no te comprometas.

6. Se amigue de otres performerxs

Rodéate de personas que comprendan el fuego de tu mente y no te consideren egoísta. La mayoría de la gente asume que las performeras están muy seguras de sí mismas, pero, para una performera, la performance es solo un medio o, a veces, una compulsión errática e inestable.

7. Solo haz trabajos en los que realmente creas

Debes tener una completa convicción en lo que haces porque hay algo de sacrificio en la performance, entonces debe valer la pena. Me doy cuenta de que esto puede sonar un poco dramático pero, si alguna vez yo quisiera convertirme en primer ministro, no podría hacerlo porque hay imágenes de mí en todo Internet masturbando bananas y gritando sobre las infidelidades de mi exmarido.

8. Si la sensación termina, pará.

Para mí, no hay nada más emocionante que performar: es una experiencia extracorporal que puede dejarme con emociones extremas durante días. Si eso alguna vez terminara, dejaría de performar.

9. No encasilles tu yo performático

La performance es la base de toda mi práctica, pero no me siento completamente definida por ella porque mi proceso también implica escritura, dibujo y videoarte. A veces, el trabajo en vivo es agotador; ¡Es bueno tomarse un descanso, tomar un respiro y volver con un BANG!

10. Sigue adelante

Recibo menos de una aceptación por cada 20 aplicaciones que hago. Esto puede ser solitario y el rechazo es increíblemente difícil de procesar. Persevero porque la gente sigue viniendo a las performances, no puedo mantener la boca cerrada y tenemos que seguir desafiando la mierda absoluta que se nos está lanzando. Puedo ser parcial pero, cuando veo un trabajo en vivo, a menudo me alucino. Rara vez me siento así en la National Portrait Gallery de Londres.

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