El diálogo íntimo de la fotografía de Sally Mann

Por Sara Mejía | El Pulpo

Durante una entrevista con Charlie Rose, Sally Mann menciona a ‘The Perfect Tomato’ como su fotografía favorita. En ella su hija Jessie parece bailar sobre una mesa, su hija Virginia observa sentada en el regazo de una mujer.

‘The Perfect Tomato’, 1990

Considerando que Mann es una fotógrafa de técnica impecable, es curioso descubrir que su fotografía favorita es una que carece de esa calidad excelsa que caracteriza sus fotografías, pensando en eso y entrando en el territorio de la especulación, podría ser que esta imagen cargue con un significado derivado de la experiencia del momento real, quizá algo dentro de esa memoria particular recubre a la fotografía con un sentido especial, algo que como espectadores casi podemos adivinar pero nunca sabremos con certeza.

‘Jessie at Six’, 1989

Esto sucede en todas sus fotografías, especialmente en las que retrata a su familia, existe un primer nivel, lo que vemos e imaginamos como parte del momento que se sale de la imagen, sus hijos en el río, jugando y salpicando agua, verlos como niños que juegan, luego emerge otro nivel que vincula la acción con una mirada protectora y amorosa, la mirada de la madre. Pensar en ese rol, hace que las controversias y críticas por la desnudez de sus hijos parezcan tonterías, porque ignoran que la dignidad de sus hijos es preservada por la madre, ella interpreta ambos roles, fotógrafa que enseña y madre que protege.

‘The Two Virginias #1’, 1988

La trayectoria de Sally Mann es extensa, entre su repertorio hay fotografías de sus hijos, de su esposo, de cadáveres en descomposición, autorretratos, incluso paisajes. Luego de una primera mirada puede ser difícil detectar un tema unificador, está la muerte, la vida, la memoria, el amor, la maternidad. Lo que las une es una identidad que deriva del territorio, de su vínculo profundo con sus raíces y lo que viene con ellas, una mujer del sur de Estados Unidos, la historia que permea todos los lugares, el aire húmedo en verano, el acento que identifica su hablar y el de su familia.

At Warm Springs’, 1991

Virginia no sólo es el nombre de su hogar, también es el nombre que lleva la mujer que la crió y también de su hija menor. Virginia puede leerse como el ahora que es el hogar, el pasado que es su crianza y el futuro que habita en su hija. Esas tres Virginias son protagonistas de sus fotografías familiares, junto a Jessie y Emmett, sus otros hijos, y a Larry su esposo. La intimidad que revelan las fotografías no deriva de la desnudez, ni siquiera de la cotidianidad de las imágenes, lo que las hace personales es la relación que existe entre ella y sus sujetos. Imaginar una tarde en la que pide a sus hijos que posen ante la cámara, imaginar las palabras que podría usar para dirigirlos, palabras cariñosas, imaginar también las noches en las retrataba a su esposo.

‘Emmett, Jessie and Virginia’, 1989
‘Untitled (Virginia #6, Nuclear Tree)’, 1993

El proyecto ‘Proud Flesh’, dedicado a su esposo quien padece de distrofia muscular, es uno de los más personales y reveladores, especialmente al analizar la mirada de Mann a las fotografías una vez hechas y publicadas, algo que ella describe como un acto muy doloroso, mirarlas ya no como fotógrafa que construye una imagen, sino como mujer que percibe los cambios que ha desatado la enfermedad en el cuerpo de quien ama.

Los cambios en la mirada de Mann relatan en detalle la relación íntima que la vincula a lo que sucede frente a la cámara, a veces basta con analizar los títulos de sus fotografías para detectar esos momentos en los que la imagen se transforma, fotografías como ‘The Terrible Picture’ son una cosa al mirarlas, eso que sucedía cuando ella hizo la fotografía estando frente a su hija y otra cosa cuando la mira por segunda vez y encuentra en ella una escena terrible en la que parece que su hija está colgada, al mirarla podemos imaginar el momento de la toma y al leer el título podemos imaginar la sensación de la madre que ve algo que le asusta.

The Terrible Picture’, 1989

El proyecto ‘Body Farm’, realizado en un sitio de investigación en el que hay cadáveres en diferentes estados de descomposición repartidos en un terreno, la extraña y macabra disposición del lugar funciona para el estudio forense. Las motivaciones de Sally Mann provienen de un deseo de acercarse a la muerte, buscar entre los cuerpos y la podredumbre, fotografías que exalten lo captado como algo bello, algo trascendente, buscar a la muerte como algo etéreo que habita tanto en el lugar como en la piel del cadáver.

La manera como se solapan las fotografías de Mann es aterradora y poética, especialmente en momentos en los que se unen dos lugares que deberían permanecer separados. En su libro ‘Immediate Family’ hay varias fotografías que golpean el corazón, una de las primeras en el libro en la que Jessie, su hija menor, mira a la cámara con el ojo hinchado, otra en la que Emmett tiene los labios cubiertos de sangre y claro, la mencionada ‘The Terrible Picture’, entre otras, pero entre ellas hay una que establece una relación inesperada, ‘Flour Paste’ de 1987, en la que las piernas de un niño están cubiertas de una pasta de harina, haciendo que recuerden las piernas de un cadáver descompuesto de la serie ‘Body Farm’.

‘Flour paste’, 1987

Los saltos entre momentos y lugares no deberían ser interpretados como sucesos casuales, algo de lo que no puede acusarse jamás a Sally Mann es de ser víctima del descuido, ella es magistral en su técnica, nunca entrega el poder sobre la imagen a un tercero, es ella quien controla todo el proceso, desde la concepción de la imagen hasta su aparición en la pared de una galería, porque en todos los casos es ella quien se encarga de revelar las fotografías, cada una de ellas.

Sally Mann trabaja en un territorio, en Virginia, en familia, en su hogar, trabaja dentro del espacio más íntimo y privado, ante la piel desnuda de sus hijos, junto al cuerpo frágil de su esposo, sobre los terrenos en los que vivió su niñez, frente a la mujer que la crió, al lado de las montañas que sirvieron como marco de su historia familiar, la intimidad no existe dentro habitaciones a puerta cerrada, lo oculto es lo que dicen los ojos de sus hijos, lo que ella imprime con su mirada, los sueños y el miedo ante el futuro incierto, ante la muerte y la enfermedad, su mirada enfrenta la persistencia de esa amenaza, enfrenta el olvido y lo convierte en tributo amoroso.

Yard Eggs’, 1991

Descubre más desde

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo

Descubre más desde

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo